Todos, también tú, nos hemos quejado en algún momento de las ventas al ver nuestros números. A todos nos gustaría vender más, aumentar nuestra facturación y con ella nuestros beneficios. Algunos negocios no lo conseguirán porque les ha tocado vivir una situación económica nada favorable. Otros no lo conseguirán porque no pueden competir con grandes multinacionales que están azotando su mismo sector. Otros… Bueno, creo que ya has captado la idea.
Pero hay otra realidad bien distinta. Todo el mundo dice querer vender más, pero a la hora de la verdad pocos lo demuestran. Os cuento…
Hace unas semanas, un familiar deseaba realizar una obra en su casa y me ofrecí a echarle una mano. El objetivo era elegir un buen proveedor que no le diera demasiados dolores de cabeza y, como es lógico, que entrara dentro de su presupuesto. Contactamos en total a cuatro empresas, todas vía telefónica. De las cuatro, sólo una me devolvió la llamada antes de 48 horas, que entiendo es un plazo razonable para dar.
Hicimos una segunda tanda, y conseguí hablar con 2 de las empresas. Una de ellas se comunicó conmigo de una manera que me daba la impresión que le estaba ocasionando un problema por llevarle trabajo. La otra me dijo directamente que no me podía ni dar precios pues tenía todo el mes lleno. ¿Y no habrá pensado en empezar a formalizar trabajados para los próximos meses? Parece ser que no, la visión a corto plazo se delataba por ella misma.
Otro día estuve echando un vistazo a varios locales comerciales en venta o alquiler para otro proyecto que tengo entre manos. Le tenía echado el ojo a unos locales por los que suelo pasar en mi rutina diario y que llevan años vacíos, con un cartel de una inmobiliaria cercana. Decidí dar el paso de llamar a la misma para informarme, conocer los precios y estudiar si sería una opción viable. Llame, me recogieron los datos y a los 15 días empecé a perder la fe en que algún día me contactaran.
En mi día a día, también me encuentro con empresas que me sorprenden para bien, y que son todo un ejemplo e inspiración de lo que considero debe ofrecer toda empresa a cualquiera de sus clientes. Pero son casos demasiado escasos. Como el que Álex Vallés comentaba en su blog.
Lo que me da vueltas por la cabeza es qué están/estamos haciendo los empresarios para provocar esta situación. Cómo se pueden desaprovechar esas oportunidades que se nos ponen delante cuando una persona se plantea la posibilidad de comprar nuestros productos o contratar nuestros servicios. ¿Es la falta de interés? ¿Es el cansancio de la rutina diaria? ¿Es el no amar tu sector?
¡Por favor! ‘¡Devuelve las llamadas a tus clientes!
En mis proyectos, en mis empresas, trabajo siempre para que esto que tanto sufro en mi carne no se produzca ni una sola vez; y estoy seguro que siempre seguirá siendo una de mis bases. Y si en alguna ocasión alguien detecta lo contrario, estaré eternamente agradecido si me das un toque de atención.