Las vacaciones son tiempos de reflexión, donde al menos una vez al año se te da la oportunidad de parar las máquinas y olvidarte momentáneamente de tu propio negocio. Son tiempos en el que poder analizar desde fuera, con perspectiva, la situación de tu negocio, pero también observar y ser consciente de la relación que mantienes con él.
Es posible que estés en ese afortunado círculo de personas que han conseguido montar su propio negocio, mantenerlo, y dedicarte a lo que has elegido. Y también es posible que a pesar de todo eso llegue un momento en el que no tengas esa sensación de alegría que tenías al principio, en el que eches en falta algo de motivación, y en el que no tengas muy claro si estás en el sitio en el que deberías estar. Momentos en los que echas de menos esa pasión que recuerdas volcar en tu trabajo.
Cuando llega la rutina
Un día te despiertas y te das cuenta de lo mucho que te cuesta levantarte para ir a trabajar, ya no disfrutas de cada paso que dar en tu trabajo o incluso están pendiente del reloj deseando que termine ese ambiguo concepto de jornada laboral. No le des más vueltas, has entrado en la odiosa rutina, el mayor enemigo de los negocios, los deportistas, o las parejas.
Trabajar y luchar por esforzarte dentro de la rutina, seguramente hará que te sientas triste, desanimado, perezoso e incluso estresado. Todo esto seguro crea un malestar general en tu vida, que es necesario eliminar.
Cómo solucionarlo
No existe una solución única ni para todas las situaciones, ni para todas las personas. Por ello, lo que te ofrezco es una caja de herramientas para que pruebes y utilices las que mejor funcionen en tu caso. Te aseguro que para la mayoría de estas situaciones, aquí encontrarás la solución para ayudarte a recuperar esa pasión:
Ser consciente del problema
El primer paso ya lo están dando si has tenido interés en perder unos minutos en seguir leyendo este artículo. Apaga el ordenador, el móvil, la tablet, la tele y vete a una habitación tranquila donde no te estén molestando cada 5 minutos. Necesitas tener unos minutos de reflexión para poder observar tu situación y darte cuenta de qué es lo que realmente te está frenando. Olvídate de los demás, de las expectativas levantadas y de lo que la gente espera que hagas. Esos son objetivos con lo que todos queremos cumplir, pero que no aportan nada a conseguir la plena satisfacción. Piensa en ti y profundiza sobre lo que te termina de encajar. ¿Es el horario? ¿Son los sueldos? ¿Las tareas que realizas? ¿Es el ambiente en el trabajo con tu equipo? ¿Es lo que aportas a la sociedad con tu negocio? ¿Cuánto tiempo hace que notaste haber pedido la motivación?
Vuelve a los comienzos
Piensa qué fue lo que te atrajo desde el primer momento, cuál fue tu motivación inicial para embarcarte en este proyecto. Volver a la fuente de motivación te hará recordar qué fue lo que te enamoró. Este ejercicio actúa como un reactivador de tus sentimientos, sueños y motivación primarios y fundamentales, vamos es un chute de energía instantáneo.
Si te cuesta hacer este ejercicio de memoria en la situación mental negativa en la que te encuentras ahora mismo… Ponte a buscar. Seguro que entre los papeles de tus cajones o en alguno de tus discos duros tienes guardados todos esos apuntes que tomaste cuando estabas diseñando cómo sería tu negocio, y donde también dejaste reflejada tu verdadera motivación por ponerlo en pie.
Cambia tu día a día
Como comentábamos, la rutina es tu peor enemigo y debes de salir corriendo en cuanto sientas que se acerca. Caer en la rutina es lo peor que puede pasar (en cualquier aspecto de tu vida), así que no lo alargues más y ¡rompe con la rutina!
Puedes probar a cambiar tu horario, a cambiar el orden en el que haces tus tareas, el lugar donde sales a desayunar, la decoración de tu oficina, incluso algunas de tus aplicaciones o el propio ordenador. También puedes probar a trabajar desde un sitio diferente. Conozco decenas de profesionales que sólo necesitan de un portátil y un móvil 4G para realizar su actividad. Podrían trabajar desde una cafetería, desde un parque, desde un centro de coworking en otra ciudad, desde la playa… y sin embargo la rutina les hace no aprovechar esa gran ventaja y trabajar siempre en el mismo sitio.
Repasa tus objetivos
Los objetivos siempre tienen que ser concretos y medibles. Tienes que ser capaz de saber objetivamente si los has alcanzado o cuánto te falta exactamente. Siempre tienen que estar por escrito, ya que aunque deben ser flexibles no podemos estar cambiándolos todos los días. Pero sobre todo tienen que ser capaz de ilusionarte. La mayoría de los casos de desmotivación que me encuentro suelen venir porque no hay objetivos definidos o porque estos no ilusionas, no están alineados con las motivaciones personales del empresario.
Si los objetivos que te has marcado no te ilusionan, no valen. Busca otros.
Sé ambicioso y cree en tus aptitudes. No te conformes y ve a por más. Busca retos nuevos, asume nuevas responsabilidades, adquiere una actitud proactiva y busca nuevos horizontes. A medida que vayas logrando objetivos verás cómo tu autoestima se verá reforzada, tu productividad aumentará y te sentirás motivado de nuevo.
Revisar la vida más allá del trabajo
No permitas que tu trabajo invada todos los campos de tu vida, así que cuida tu espacio de tiempo personal. Dedica tiempo para ti antes o después de empezar tu jornada; toma un buen desayuno, ve andando al trabajo, haz deporte, lee, escucha música o toca un instrumento, baila, cocina, queda con amigos, aprende sobre nuevas áreas… cualquier actividad donde el protagonista seas tu es válida.
Se trata de recuperar el juego en tu vida, esa parte que tenías de niño donde te lo pasabas bien, el tiempo volaba y te sentías feliz y entusiasmado.
Si no cargas las pilas, no tendrás energía. Lógico, ¿no?
Si tu situación de pareja no está bien, si no dedicas tiempo a ti, si no te relaciones con amigos de verdad, si no cuidas tu salud con deporte y buena alimentación… Ya puedes ser el CEO de Apple que te aseguro seguirás teniendo esa misma sensación de mierda que tienes ahora.
No te des por vencido
Mi mayor consejo es que no te conformes. Nuestra vida laboral ocupa una parte demasiado importante en nuestra vida, que a su vez repercute en otras esferas, como para no prestarle la atención suficiente. Quiero decir que no sólo resta una importante cantidad de horas a nuestra vida personal, sino que lo bien que gestionemos esta parcela influirá directamente en el resto de áreas de nuestra vida y en nuestra sensación de felicidad. No te conformes, porque aunque seguramente un alto porcentaje del planeta se conforme con llegar a final de mes y con comer todos los días, tú sabes que necesitas saber que el tiempo invertido te está llevando a algún lado, te está permitiendo evolucionar como profesional y como persona, que estás aprendiendo y que eres hoy un poco mejor que ayer. Por favor, no te conformes. No te des por vencido.
Es esta motivación lo que te hace diferente al resto de empresas. Es esta motivación lo que te hace poner más cariño en cada tareas, en cada planificación, en cada producto o servicio. Y al final es lo que te va a permitir conseguir objetivos que muchos otros no han podido ni soñar. No te conformes.