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Las ventajas del deep work

La diferenciación está en el Deep Work

No es la primera vez que me siento ante el teclado con la intención de escribir este artículo. E incluso en esta última sentada he parado en varias ocasiones de escribir para hacer cosas que absolutamente tenían que ver con este artículo. Atender una llamada, contestar a 2 WhatsApp, o echar un ojo a algunos comentarios en Facebook donde me mencionaban, o luchar porque la bandeja de entrada de mi correo siga en inbox zero, han provocado dos cosas. Por un lado que tarde mucho más de lo previsto en publicar este artículo, y por otro lado que seguramente no haya dado lo mejor de mi por tener la cabeza en otros asuntos al mismo tiempo. Y precisamente de eso trata este artículo.

Desde hace bastante tiempo sigo el podcast de Homo Minimus, donde hace pocos me topé con un capítulo que junto a Marc Marti trataba trataban el tema del Deep Work o trabajo profundo, basándose en el libro de Cal Newport. Consiguieron llamar mi atención y mantenerme atento a cada segundo de cada uno de los 30 minutos que duraba el capítulo. No por sonarme a nuevo, sino más bien por dar nombre y forma a algo a los que llevo dando vueltas durante los últimos meses.

Resumiéndotelo mucho, cuando hablamos de Deep Word o de trabajo profundo, estamos hablando del trabajo que realizamos al 100% concentrados. Una capacidad cada vez más reducido por el tipo de sociedad que vivimos.

Mi intención con este artículo no es darte un tutorial sobre cómo entrenar y alcanzar ese punto óptimo de concentración donde realmente estés en lo que están haciendo y puedas dar lo mejor de ti, para eso tenéis algunos artículos recomendados al pie de esta publicación. Mi intención inicial es que hacerte consciente de este concepto y reflexionar sobre la importancia que está empezando a tener en nuestro día a día.

Parece que desde que en los 90 Bill Gates anunciara a bombo y platillo la multitarea del nuevo Windows frente a sus predecesores, se ha instaurado en la sociedad como una gran ventaja. Ser capaz de estar en varias cosas a la vez se entendía como algo bueno. Muy bueno. No todos eran capaz de estar avanzando en varias tareas a la vez. Y el que era capaz, además se retroalimentaba con una sensación adictiva de estar ocupado y ser productivo. Es muy posible que te veas reflejado bajo este perfil.

Ademas la era de la información, nos está llevando a estar sobreinformados. Querer estar en todas las redes sociales, leer todos los blogs sobre nuestros temas favoritos, estar en todos los eventos, escuchar todos los podcast, no perderte ningún vídeo de tus canales preferidos de Youtube, a la vez que intentamos aprender 3 idiomas, ser el mejor en nuestro trabajo e intentar emprender a la vez. Además de todos esto, la velocidad de Internet está convirtiendo la posibilidad de tener una respuesta inmediata, en la obligación de responder inmediatamente a nuestros contactos: Email, Whatsapp, Twitter, Facebook, Telegram, Skype, llamadas de móvil… Todos nuestros contactos ya sean personales o profesionales te piden una respuesta AHORA.

Si metemos todo esto en la batidora, obtenemos un cóctel que está consiguiendo cambiar la manera de trabajar de nuestro cerebro. Hemos invertido los papeles, y hoy en día el 99% de la gente que tenemos a nuestro alrededor es multitarea. Todos queremos hacer mil cosas a la vez, y además queremos hacerlas corriendo.

Esto está provocando que nuestra mente tenga la cabeza en varias historias a la vez, y que su capacidad de atención se reparta entre todas ellas, no siendo capaces de poner todo nuestro ser en hacer nada lo mejor posible. Además estamos acostumbrándonos a tareas pequeñas que podamos quitarnos de encima rápidamente, y que nos cree esa falsa sensación de haber sido muy productivos. Con lo que estamos perdiendo nuestra capacidad de mantener la concentración sobre periodos más largos de trabajo.

En un mundo donde mientras vemos una peli sacamos el móvil para ver las redes sociales, donde mientras que respondemos un email estamos escuchando un podcast para aprender inglés, donde charlamos con los amigos sin mirarles a la cara mientras pasamos fases del Candy Crush de turno, donde cada vez estamos siendo más impactados por miles de mensajes diarios tanto publicitarios como informativos… En un mundo así lo difícil, lo valioso, son las personas capaces de evadirse de toda esa dinámica y mantener el foco en las tareas que requieren de más concentración. Las tareas que necesitan de la capacidad de reflexión de la mente humana, esas tareas que nunca podrán ser realizadas por máquinas.

El que escriba el mejor libro no será el que más formación tiene, ni el que más mundo ha recorrido, ni el que más libros tenga a sus espaldas. El mejor libro será escrito por la persona que sea capaz de concentrar toda su capacidad e inteligente en esa tarea durante más tiempo. Sin interrupciones, sin permitir que su mente vaya saltando de un tema a otro sin ningún control. Sin comprobar si esa vibración que has notado en la pierna era una notificación o sólo imaginaciones de un obseso se esta sociedad.

Personas usando el móvil en el cine

 

Pero no sólo nos afecta en nuestro ámbito laboral. No señor. También nos afecta a nuestros ratos de «desconexión». Un padre que mece a su pequeño mientras consulta el teléfono móvil. Un aficionado a los videojuegos que pausa cada dos minutos para seguir contestando al Whatsapp. Un amante del deporte que entre serie y serie de su rutina de pesas responde a emails del trabajo, un ciclista que para el ritmo para subir la foto de turno a Instagram…Creo que estas situaciones no te son desconocidas, y seguro que me puedes poner muchas más como ejemplo.

Si perdemos la capacidad de estar y vivir el ahora, también perdemos la capacidad de desconexión, la capacidad de cargar las pilas, la capacidad de disfrutar a fondo de lo que hacemos por placer. ¿Recuerdas cuando ir al gimnasio o al cine te suponía olvidarte de todos tus problemas y mantenerte una hora concentrado sólo en ti? ¿Cuanto hace que no lo consigues?

Te aviso que salir de esta dinámica va a ofender a la gente de tu alrededor. Porque aunque muchas veces no nos demos cuenta a todos nos gusta que los demás sean iguales que nosotros. Y que alguien quiera coger un camino distinto nos incomoda, nos genera desconfianza. Cuando empieces a vivir de nuevo el ahora, te empezarás a dar cuenta de las distracciones que hay a tu alrededor, y también de cómo afectan éstas a las personas de tu círculo. Cuando empieces a bloquear tiempos para proyectos concretos y pongan el móvil en modo «No molestar» empezarás a notar cambios, pero también te encontrarás con enfados por gente que te ha escrito 4 mensajes en WhatsApp. Y es que ya han pasado 20 minutos y no has contestado. El mundo te intentará convencer de que sigas por la misma senda. Pero si de verdad quieres ser diferente, ser más productivo, y conseguir sacar lo mejor de ti… necesitarás hacerlo. 

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Comprar libro «Deep Work» en español: Lo siento, pero este libro aún no se ha traducido en la fecha en la que escribo este artículo.

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La virtud de la concentración, de Óscar Carreras
Reseña de Deep Work, de Miguel Ángel Alonso
El podcast de Homo Minimus, capítulo con Marc Marti